Dedicado a todos esos niños, adolescentes y jóvenes que se han activado y luchan por su futuro.

Hace mucho tiempo el mundo esperaba por ustedes. Se comprobó una vez más que no se puede arar en el mar. En cambio, las semillas de la esperanza, donde quiera que se diseminen, un buen día pueden germinar, florecer y dar fruto. Y fíjense, parece que las semillas de la esperanza están floreciendo en ustedes, la “Generación Friday”. Es a ustedes a quienes el mundo esperaba desde hace tiempo.

Uno pierde la cuenta de las generaciones como Baby boomers, millennials, X, Y, Z, H, I, J y tantos otros nombres y letras con las que nos han etiquetado, que ya hasta se confunden y extravían en los laberintos de la memoria. Pero “Friday For Future” será difícil de olvidar porque ya entró en la Historia. Allí estarán por siempre, Greta Thunberg y ustedes sus compañeros, sentados en las neuronas de la memoria colectiva, como los iniciadores de un nuevo amanecer.

Hace mucho tiempo el mundo esperaba por ustedes, porque sus padres y hermanos mayores nunca aparecieron. No todos, pero la mayoría poco tiempo le dedicó al futuro, ese por el que ustedes luchan ahora. Algunos dijeron que había que vivir el presente y se aferraron religiosamente a él. ¿Para qué pensar en el futuro si el planeta pronto se va a acabar? ¿Para qué traer hijos a un mundo que en poco tiempo será un infierno? Lo dijeron y se lo creyeron. No lograban vislumbrar el futuro.

Otros argumentaron: “de nada nos valió hacernos profesionales con las más altas calificaciones, con postgrados, doctorados. Somos trilingües, tetralingües y ni así nos alcanza el sueldo para pagar un modesto alquiler. De nada nos sirvió estudiar y adquirir conocimientos, dijeron con una mezcla de resentimiento y rabia”. Bajo este estado de ánimo se mudaron al presente y allí se anclaron.

A ellos les contesto en la voz de Érika, uno de mis personajes, que a similar argumentación les contesta a sus compañeros, todos vecinos de Atenas: “Debemos asumir esos conocimientos como nuestros, de nosotros los jóvenes, de nadie más, de nuestra exclusiva propiedad. Nadie nos lo puede quitar porque no es un objeto, o devaluar porque no es una moneda, ni embargar porque no es una casa, ni desahuciar porque estando la sabiduría tan adherida a nuestro interior que es imposible separarla de él. Debemos convencernos de que no hemos estudiado únicamente para obtener un empleo, una remuneración o un apartamento. Si lo logramos, obtendremos una mejor estima de nosotros, maduraremos y tendremos una perspectiva más constructiva del mundo y del futuro”.

Ustedes, los niños, adolescentes y jóvenes han hecho algo grandioso, han despertado a la realidad y han despertado al mundo. Con sus manifestaciones están presionando a países, gobiernos, medios de comunicación, empresas, filántropos a que hagan más. Han logrado que millones de personas que antes pasaban las páginas medioambientales, ecologistas, climáticas y afines, se detengan e interesen en sus contenidos. Ahora en todas partes del mundo cada vez más gente habla de calentamiento global, cambio climático, efecto invernadero, medioambiente, sostenibilidad, huella de carbono, fracking, energías limpias, auto eléctrico, energía eólica, paneles fotovoltaicos, deforestación de bosques, conferencias COP, etc.

Por último, tomen este consejo: si quieren ser una generación diferente a las anteriores, otorguen a la adquisición de conocimiento un lugar importante de su tiempo. En algunos países han eliminado del pénsum la Historia, la Filosofía, la Psicología y hasta la Literatura por considerarlas “materias inútiles”. Hagan suyas estas materias por cuenta propia, fundamentales para entender el mundo y protegerse contra charlatanes. En materia ambiental absorban todo el conocimiento que puedan. Para luchar contra el cambio climático no bastan consignas, pancartas y manifestaciones. Hay que hacerse de data, información y contenido relevante. Aprendan cada día algo nuevo. De este modo se fortalecerán y no correrán el riesgo de que su movimiento sea efímero. La vida en la Tierra se puede salvar.

Sandor Alejandro Gerendas-Kiss