Hoy, 22 de abril, cumplo 4300 millones de años y en tan largo periodo nunca he visto algo como esto. Pero antes  déjenme presentarme. Me llamo Tierra o la Madre Tierra. Soy un globo azul, que en la práctica es un condominio gigantesco con cientos de miles de apartamentos en el que habitan millones de especies, incluso ustedes los humanos.

Puedo decirles que antes de que el Homo sapiens comenzara a multiplicarse a toda velocidad sobre mis suelos, para mí resultaba muy fácil administrar nuestro gran edificio Azul, salvo durante algunos eventos turbulentos. Del resto, con muy poco esfuerzo, podía mantener el orden en el condominio, ya que sus habitantes no humanos se encargaban por sí mismos de ello.

Nadie puede negar que si existe algún partidario de la diversidad, esa soy yo. Esto que ustedes llaman biodiversidad fue el garante del equilibrio del sistema, como la limpieza, el orden y buen funcionamiento del edificio Azul. Era un proceso natural que se auto controlaba de una manera maravillosa para que ninguna especie creciera de modo exagerado o descontrolado a expensas de otra.

Pero cuando ustedes llegaron, gracias a su inteligencia, ciencia y habilidades, pudieron crecer numérica y tecnológicamente de manera exponencial por sobre la mayoría de las otras especies, rompiendo de manera artificial el orden natural establecido. Así, desalojaron de sus apartamentos a muchas especies, mermando su población, en algunos casos hasta su extinción. Además,  utilizaron enormes espacios de los jardines del edificio Azul para desplegar su agricultura y ganadería, llevándose por delante a cantidad de animales y plantas. Parece que algunos de ustedes creen que pueden vivir sin la biodiversidad. Quienes piensan así están equivocados, pues sin ella no hay vida. Cada especie tiene su función y si comienzan a desaparecer en cascada nuestro edificio puede colapsar.

El edificio Azul, aunque grande, tiene dimensiones limitadas. Los servicios básicos están comenzando a fallar, las tuberías están oxidadas, el agua potable escasea, la electricidad se va a cada rato, las paredes muestran deterioro y la pintura azul de la fachada se está tornando a gris. Hay mucho humo en los alrededores, los jardines permanecen incendiados, mis aires se van llenando de dióxido de carbono, al tanto que los apartamentos se están calentando, los peces se agotan en mis estanques, los árboles van desapareciendo y los desiertos siguen creciendo.

El crecimiento poblacional de ustedes se aceleró de una manera inusual hace apenas 120 años. A principios del siglo XX eran unos 1500 millones de seres, pero ya en el 2000 se habían cuadruplicado hasta los 6.000 millones. Algo nunca visto, y como si fuera poco han seguido creciendo y pronto llegarán a los 8.000 millones de personas.

¿Hay que disminuir la población? No, ese no es el tema. El tema es que tienen que comenzar a respetar a la naturaleza, deforestar los bosques racionalmente, limitar la pesca en ríos y mares, ocupar menos espacios para la agricultura, racionalizar el consumo, reciclar los productos y disminuir drásticamente  los millones de toneladas de alimentos que se botan cada año. Igualmente con la ropa y el calzado, los utensilios, las herramientas, los aparatos electrónicos, deben aprovechar todo lo que pueda ser útil para confeccionar, reconstruir o reciclar estos objetos. En fin, deben aprender a utilizar los conceptos de la economía circular y la economía sustentable para poder mantener el orden dentro del edificio Azul.

Sandor Alejandro Gerendas-Kiss