El 17 de junio las Naciones Unidas celebran el Día de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, dedicado este 2020 a promover un cambio de actitud hacia la producción y el consumo incesantes de la humanidad, que en parte están generando la desertificación y la degradación de las tierras en el planeta.

El lema de este año es “Alimentos. Forrajes. Fibra”, con el cual se busca que las personas tomen conciencia y aprendan a reducir su impacto individual en cuanto al consumo, modificando el estilo de vida.

El acelerado crecimiento de la población mundial produce su mayor impacto sobre las tierras productivas, debido a la sobreexplotación de mayores extensiones de suelos, la deforestación, la siembra y el sobrepastoreo. Así como el requerir de mayores espacios para el desarrollo de asentamientos urbanos.

La desertificación es la degradación de la tierra, a lo que se suma el avance de los desiertos existentes. También influyen muy negativamente los efectos cada vez más intensos del cambio climático, que degradan los suelos, dañan los ecosistemas y la biodiversidad de manera irreversible.

La propuesta es entonces buscar soluciones para detener la degradación de las tierras a través de la participación y cooperación de la comunidad a todos los niveles, planificando de manera eficiente el uso de la tierra con prácticas más sostenibles.

Aíxa Chacín